Dos juegos de la oca del siglo XVII en Mallorca
«He oído decir que, al igual que los cuentos tradicionales, el Juego de la Oca representa una determinada concepción de la vida; que es una descripción de los trabajos y los días que nos toca pasar en este mundo, una descripción y una metáfora»
Bernardo Atxaga
Bernardo Atxaga en Ababakoak compara el Juego de la Oca con una metáfora de la vida. Las reglas enseñan que la vida es fundamentalmente un viaje lleno de dificultades y obstáculos, donde interviene el azar y nuestra propia voluntad. Si los dados son buenos es fácil llegar al estanque final, donde nos espera la Gran Oca Mayor. La oca sabe andar por la tierra, sabe andar por el agua y sabe andar por el aire, la oca es el animal que la tradición ha elegido para simbolizar la sabiduría, lo bien hecho, la perfección.
El juego de la oca era considerado en la Francia del siglo XVII como un juego antiguo y noble restaurado de los griegos. No obstante, al parecer, este noble juego fue inventado por los alemanes a finales de la Edad Media. Algunos autores piensan que fueron los antiguos propagandistas de las primeras biblias impresas en Alemania quienes difundieron por toda Europa las hojas del denominado «Jardín de la oca».
Se trata de un antiquísimo y popular juego que tenía en sus orígenes connotaciones augurales y adivinatorias, a base de elementos astrológicos. Con el tiempo se sustituyeron las consultas interrogatorias por prácticas de un juego de azar, al igual que sucedió con los naipes, que de una aplicación cabalística y pronosticadora pasaron a ser utilizados para jugar con dinero. Llegado a este punto, fue perseguido como juego de azar y