Project Description
Gutenberg-Jahrbuch (2010): 125-138
Resumen
A partir del renacimiento se tuvo cada vez más en cuenta la eficacia de la imagen como instrumento de propaganda áulica. El mejor método propagandístico para difundir la imagen virtuosa y ejemplar de los monarcas fueron las celebraciones políticas de carácter público, en especial las entradas triunfales de los monarcas a alguna ciudad. Ello se convertía en una ocasión para el alborozo común que alteraba totalmente el ritmo de vida de toda la población. Desde el primer momento en que se anunciaba la visita se iniciaba un complejo y costoso mecanismo que estaba sujeto a unas normas más o menos establecidas. El recorrido que tenía que cubrir el cortejo real era engalanado y transformado por medio de escenografías y suntuosas arquitecturas efímeras que convertían el espacio urbano en ilusorio y teatral. Con la «puesta en escena», la imago urbis se convertía en un inmenso y jubiloso escenario para la representación cortesana y festiva, fuente generadora de arte y cultura, especialmente literaria y simbólica. Es decir, para que estas fiestas cumplieran con su función propagandística era necesario dotarlas de contenido ideológico. Los libros y grabados se encargaban de garantizar la permanencia escrita y gráfica de esas celebraciones, reflejando el breve tiempo que duraba la efemérides.
Eso fue lo que ocurrió en Mallorca cuando el emperador Carlos V, figura clave en la difusión y desarrollo de la fiesta y la iconografía imperial durante el Renacimiento, visitó la ciudad de Palma del 13 al 18 de octubre de 1541, con la intención de concentrar las escuadras destinadas a intervenir en la conquista de Argel.
La entrada triunfal fue fielmente registrada por el notario Juanot Gomis quien se encargó de escribir el Llibre de la benauenturada vinguda del Emperador y Rey don Carlos en la sua ciutat de Mallorques, publicado el 30 de enero de 1542 por el impresor Ferrán Cansoles y Villarroel.